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Canciones para guitarra, humor y kazoo

by David R. Valeiras

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1.
Sin que apenas me diese cuenta, empeñado en vivir la experiencia, mi sempiterna adolescencia ha seguido cumpliendo años. Y ahí sigue, no obstante, sedienta y aún sigue dictando mi rumbo y de su mano, tumbo a tumbo, me voy por senderos extraños. Pues no me da nunca un respiro y entre otro millón de detalles me empuja a cantar por las calles y luego nos vamos de cañas. Y yo, que no bailo ni a tiros, me veo de pronto en un after. ¿Será que aún me bulle algún alter ego imberbe por las entrañas? Y así, casi sin darme cuenta, perdido entre las menudencias de mi longeva adolescencia continúo cumpliendo años. Y admito que entrado en los treinta, si bien canto aún por las calles, se notan ya ciertos detalles que no, que no llaman a engaño: empiezo a entrever arruguitas en torno a mi alegre sonrisa y el colesterol, que no avisa, se cuela ya en todas mis charlas. Y veo empujando sillitas de niño a mis viejos amores y a mí, que aún persigo las flores, me entra vértigo al saludarlas. Y enredado en las espirales de mi vocación de veleta prosigo mi viaje en planeta que no, el muy cabrón, no aminora. Y puesto a contaros mis males diré que aunque cante en las calles se notan ya ciertos detalles, y un niño: «Señor, ¿tiene hora?». Por suerte aún conservo mi pelo que muchos de mis coetáneos han visto escapar de sus cráneos y atascarles las cañerías. No obstante, os diré que el flagelo del tiempo a menudo es de traca: ya veis que una buena resaca hoy me dura casi tres días. Y a vueltas con las piruetas tan propias de los Peter Panes aún sigo orquestando mil planes, aún sueño con ver mil lugares. Y en vez de ir al monte a por setas o andarme al Chateau de Versalles me pongo a cantar por las calles, me pongo a cantar por los bares. No obstante aún me hiere la fusta del tiempo que no, no me ignora, y un niño: «Señor, ¿tiene hora?», y yo: «Niño, tira pa’ casa».
2.
Del elogio de Russell fuiste objeto, Paul Lafargue te ensalzó como un derecho y yo, humilde, te muestro mi respeto. Pues, pereza, al ver con qué despecho te atacan desde púlpito y tribuna que es por acapararte me sospecho. Son los que por virtud de su alta cuna, sus bienes, su herencia, su gran cuajo, no han dado un palo ni una vez, ¡ni una! Y aún predican, severos, que el trabajo dignifica. Pues les diré, sin guasa, que les presto mi escoba y mi estropajo y que pueden ser dignos en mi casa.
3.
Al irse el sol veréis surgir su sombra rumiando su tabaco de mascar y con el mundo entero por alfombra. Él es un tipo duro que se hace llamar Filigrana Joe. Se mete en el saloon y pide un trago y luego pide otro y otro más. Para él su soledad es un halago que le confirma que no es como los demás: es Filigrana Joe. Permitidme que os recuerde por si dais con él que su revólver va cargado de cinismo y hiel y dispara y no pregunta y es altivo y es mordaz id con ojo Filigrana ya está en la ciudad. Y el resto de la clientela que alborota en el saloon en su opinión no le llega ni a altura del betún y aun así en el fondo aún quiere ser parte del show pero es duro si te llamas Filigrana Joe. Qué mala pata para un alter ego ir a tocarte la faceta amarga siempre con esa cara tan larga Filigrana, Filigrana Joe. Miradlo ahí en su esquina siempre alerta, miradlo siempre a punto de saltar, por eso en cuanto se arma una reyerta podéis dar por seguro que el primero en disparar es Filigrana Joe. Pero es que en realidad él no se fía por miedo a que lo vuelvan a emboscar por eso elude toda compañía y con su rifle al hombro sale fuera a cabalgar: es Filigrana Joe. Su saliva es casi negra de tanto rumiar su tabaco y sus rencores vuelvo a recordar que es altivo y obsesivo retorcido y suspicaz es un riesgo, es Filigrana y está en la ciudad. Y el resto de la clientela que alborota en el saloon en su opinión no le llega ni a altura del betún y aunque aún quisiera huir de Desolation Row no es sencillo si te llamas Filigrana Joe. Qué mala pata para un alter ego ir a tocarte la faceta amarga siempre con esa cara tan larga Filigrana, Filigrana Joe. En la lista de "least wanted" Joe ya es el "number one" y en el fondo aún se preocupa por el qué dirán y aunque la fiebre del oro dice que es una ruindad luego no invita a beber ni por casualidad. Y el resto de la clientela que alborota en el saloon en su opinión no le llega ni a altura del betún y aunque el nombre de su pueblo empiece por Ou insiste en que le llamen Filigrana Joe. Qué mala pata para un alter ego ir a tocarte la faceta amarga siempre con esa cara tan larga Filigrana, Filigrana Joe.
4.
El de ayer fue un día complicado y unas horas tras caer el sol me pedí otra copa de lo mismo con dos dedos más de rock & roll. Pero he despertado esta mañana acordándome del bar y sus ‘Johnnies on the rocks’ que me parece que eran en el fondo más bien blues. Ayer me dieron blues, que sí que ayer me dieron blues. Me da que ayer me dieron blues: blues de garrafón. Y más tarde hablando con mi amante yo que me las doy de cantautor le propuse: hagamos esta noche los dos juntos tu canción de amor. Pero ya con ganas de otros ritmos me miró con cierto repelús y me dijo: chato, me parece que hoy puedo ofrecerte solo un blues. Ayer me dieron blues, que sí que ayer me dieron blues. Me da que ayer me dieron blues: blues de garrafón. Y después leyendo en el diario la sección que llaman nacional concluí que reescribir mi country no le sentaría nada mal. Y aunque algo no encaja en su armonía, antes de montarme en un Airbus, yo lo intento aún con este country pero es que me sale siempre un blues. Ayer me dieron blues, que sí que ayer me dieron blues. Me da que ayer me dieron blues: blues de garrafón.
5.
Pese a ser, según parece, la ilusión de todo tío yo en el fondo soy muy mío y... no sé si me apetece. Porque más que una quimera se me antoja un desafío verme en medio del gentío que en pelota ya me espera para que le cause euforia (yo que siempre desconfío de mis artes y mi brío en la práctica amatoria). Me imagino desbordado pero insisto, y aún porfío, y al final ya me extravío y termino reventado. O aún peor: me da canguelo que me hagan el vacío y se enzarcen, venga al lío, y yo ahí mirando el suelo. Y así pues, sin censurarlo ni juzgarlo un desvarío, yo disfruto y me extasío vis a vis, ¿por qué negarlo? Dejaos pues de siete mares, cinco estrellas, tanto trío... yo, de siempre, os los confío, soy más de números pares.
6.
Ya que estamos hoy con ganas de jarana he venido a confesaros que mi novia es catalana y si bien nunca me afea que discrepe, ¿veis por dónde va mi rima? Pues resulta que es indepe. Pero opino que es posible, si hay respeto, el amor entre un Montesco y el más terco Capuleto. Y como ambos somos, creo, gente amable, pienso que algo de contraste es incluso saludable. Yo es que soy más bien de abajo las banderas y ella baja por la Rambla enarbolando una senyera, pero luego nos besamos de tal guisa que a Colón, que nos señala, se le escapa una sonrisa. Si después vamos por Gràcia de paseo nada hay más repetitivo que jugar al veo veo, porque la respuesta es siempre “una estelada”, pero se oyen nuestras risas más que la cacerolada. Desde lo alto de un castell me tira un beso y aunque sufro por la altura, me emociona y os confieso que la veo allí mordiendo sus solapas y sin duda me parece la más maca entre las guapas. Yo es que soy más bien de abajo las banderas Y ella baja por la Rambla enarbolando una senyera Pero luego nos reímos de tal guisa que Gaudí, que está presente, nos dedica una sonrisa. Y si bien no suele hablarme en catalán a menudo se le escapa un "deu n’hi do" o algún "i tant". Y aunque puede que yo no siempre me entere cuando dice que me estima ya comprendo que me quiere. Y aún le hago algún guiño a su alma catalana porque un simple "bon matí" sé que le alegra la mañana, O en la cama si pretendo que se apure le susurro en el oído: visca Catalunya lliure. Yo es que soy más bien de abajo las banderas y ella baja por la Rambla enarbolando una senyera, pero luego disfrutamos de tal guisa que al castillo de Montjuic se le ilumina la sonrisa. Y es que aunque yo soy más de abajo las banderas ella cruza la Sardenya enarbolando una senyera, pero luego nos queremos de tal guisa que hasta el mar, que nos salpica, nos devuelve la sonrisa.
7.
Al irse el sol veréis surgir su sombra rumiando su tabaco de mascar y con el mundo entero por alfombra. Él es un tipo duro que se hace llamar Filigrana Joe. Se mete en el saloon y pide un trago y luego pide otro y otro más. Para él su soledad es un halago que le confirma que no es como los demás: es Filigrana Joe. Permitidme que os recuerde por si dais con él que su revólver va cargado de cinismo y hiel y dispara y no pregunta y es altivo y es mordaz id con ojo Filigrana ya está en la ciudad. Y el resto de la clientela que alborota en el saloon en su opinión no le llega ni a altura del betún y aun así en el fondo aún quiere ser parte del show pero es duro si te llamas Filigrana Joe. Qué mala pata para un alter ego ir a tocarte la faceta amarga siempre con esa cara tan larga Filigrana, Filigrana Joe. Miradlo ahí en su esquina siempre alerta, miradlo siempre a punto de saltar, por eso en cuanto se arma una reyerta podéis dar por seguro que el primero en disparar es Filigrana Joe. Pero es que en realidad él no se fía por miedo a que lo vuelvan a emboscar por eso elude toda compañía y con su rifle al hombro sale fuera a cabalgar: es Filigrana Joe. Su saliva es casi negra de tanto rumiar su tabaco y sus rencores vuelvo a recordar que es altivo y obsesivo retorcido y suspicaz es un riesgo, es Filigrana y está en la ciudad. Y el resto de la clientela que alborota en el saloon en su opinión no le llega ni a altura del betún y aunque aún quisiera huir de Desolation Row no es sencillo si te llamas Filigrana Joe. Qué mala pata para un alter ego ir a tocarte la faceta amarga siempre con esa cara tan larga Filigrana, Filigrana Joe. En la lista de "least wanted" Joe ya es el "number one" y en el fondo aún se preocupa por el qué dirán y aunque la fiebre del oro dice que es una ruindad luego no invita a beber ni por casualidad. Y el resto de la clientela que alborota en el saloon en su opinión no le llega ni a altura del betún y aunque el nombre de su pueblo empiece por Ou insiste en que le llamen Filigrana Joe. Qué mala pata para un alter ego ir a tocarte la faceta amarga siempre con esa cara tan larga Filigrana, Filigrana Joe.
8.
Estaba a punto de rendirme cuando volví a decirme que el dinero no da la felicidad. No obstante temo, de seguir cantando, que llegue el día en que me apriete el cinto la necesidad. Porque sin duda a mí también me da miedo un futuro incierto y en ocasiones hasta me preocupa mi jubilación, pero después todo me da lo mismo si hago un buen concierto y puede arder el mundo entero si me sale una canción. Por mí que arda el mundo entero si hago a cambio una canción. Estaba por tirar ya la toalla cuando vi que alguien hacia el fondo parecía disfrutar. Pero no sé si voy a dar la talla, y aún siendo adicto al escenario nunca subo sin temblar. Porque sin duda a mí también me da pavor el juicio ajeno y hasta he querido cortar un concierto en más de una ocasión, pero después todo me da lo mismo si hago alguno bueno y puede arder el mundo entero si me sale una canción. Por mí que arda el mundo entero si hago a cambio una canción. Y cuando ya iba a darme por vencido me recordé que implicaría ir de nuevo a trabajar. Pero esta opción tampoco es pan comido y por momentos tanta lucha temo que me va a amargar. Porque sin duda me da un miedo atroz caer en el cinismo y en ocasiones ya se me atraganta cierta frustración, pero después si me hago un buen concierto todo da lo mismo y puede arder el mundo entero si me sale una canción. Por mí que arda el mundo entero si hago a cambio una canción. Como si chocan cielo y tierra si compongo una canción. Que se corrompan las esferas si así escribo una canción. Y puede arder el mundo entero...
9.
Los cantautores ya no están de moda porque vivimos en la Era Digital.

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released February 20, 2019

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David R. Valeiras Granada, Spain

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